Escultura y Arquitectura
La cultura del recuerdo. El museo Judio de Berlín.
Si los años ochenta, con sus grandes complejos museales, se presentaron como un decenio de gran afición cultural e intensidad museal, los años noventa son, por contra, el decenio de la cultura del recuerdo.
La relación con la historia y con la memoria ha llegado a ser uno de los temas centrales; gracias a un gran número de monumentos, exposiciones y lugares conmemorativos. Las causas, como siempre, son varias. Seguramente ha tenido un papel importante el proceso de reflexión del pasado y del futuro. Las guerras, la violencia del pasado, las muertes o los grandes accidentes, el fin del siglo XX, etc.. Pero también ha sido importante el recordatorio de ciertas fechas y aniversarios como en el 1995, el cincuenta aniversario del final de la segunda guerra mundial. Todos estos sentimientos y emociones han dejado huellas evidentes en las obras de estos últimos años.
El trabajo de Daniel Libeskind demuestra, en un complejo lenguaje formal, como se pueden crear intensas discusiones con la historia y con el lugar a la hora de proyectar. También se puede apreciar como la arquitectura ha entrado en contacto con la escultura. Parece casi como si muchos trabajos actuales empezasen a disolverse y relacionarse entre la arquitectura y la escultura. Walter Benjamin, el filósofo y escritor hebreo originario de Berlín, se quitó la vida en el 1940, encontrándose en un profundo estado de desesperación durante su fuga del terror nazista.
Dani Karavan ha recordado este hecho con la realización de un monumento en un lenguaje emocional. Es un monumento con un mensaje arquitectónico, con una forma concreta que se puede tocar y que, situado en el territorio franco-español de Port Bou, intenta recordar la angustia de todos aquellos hebreos que una vez tuvieron que luchar por su vida. En la imagen del trabajo, podemos ver otra obra arquitectónica, con unos sentimientos parecidos y con un mismo lenguaje emocional e intelectual. Se trata del arquitecto Daniel Libeskind, uno de los artistas más discutidos de los años 80 y 90.
El radicalismo de su lenguaje formal y la intensidad intelectual de su trabajo con el contexto histórico y político de sus construcciones, le han dado un gran número de admiradores. Este hecho también ha llevado a alejar a muchos observadores y críticos. Una de las construcciones que le han llevado a ganar muchos concursos de arquitectura en Alemania es el Jüdisches Museum, nombre hebreo del Berlín Museum.
En el museo de Libeskind se quería presentar la historia de la vida hebrea en Berlín. El mismo ha definido la construcción como un emblema, como un signo simbólico, como un museo que está construido alrededor de un “vacío”. Un vacío que está marcado por la pérdida de la vida hebrea provocada por la Shoah.
La planta de la construcción berlinesa, conectada por un subterráneo con el viejo edificio barroco del museo, presenta una fuerte similitud con una flecha o con un rayo serpenteante. En la obra de Libeskind, adquiere además un significado mas profundo ya que también se puede reconocer la estrella de David abierta con fuerza. Esta estrella está en relación con los lugares donde, en aquellos tiempos, se desarrollaba la vida de los hebreos de Berlín.
La exigencia que el arquitecto intenta satisfacer con su proyecto es la de elevar la obra a una imagen intelectual. Si el tema es desagradable y difícil, también su arquitectura se muestra grosera, cerrándose de cada parte, en sus ángulos vacíos y en sus altas paredes metálicas. Las entradas al museo, de fácil acceso para el visitante y el observador, revindican el carácter de una complicada escultura arquitectónica.
A pesar de esta complejidad. Se puede suponer que el Jüdisches Museum de Daniel Libeskind, en su radicalismo arquitectónico y en su extraordinaria e intensa relación con el lugar histórico, será considerado en el futuro como uno de los museos más importantes no solo de los noventa, sino de todo el siglo.
Podéis ver el la página oficial del museo en el siguiente enlace, en donde la espectacular construcción de Daniel Libeskind para el museo ya se ha convertido en un monumento emblemático de Berlín. El singular edificio revestido en zinc propone una relación absolutamente novedosa entre arquitectura y contenido museístico. El diseño, que Daniel Libeskind llama «between the lines» (entre líneas), describe las tensiones de la historia judeoalemana a partir de dos ejes: uno recto pero quebrado en varios fragmentos y otro articulado con final abierto. En los cruces entre ambos se encuentran los vacíos («voids»), espacios huecos que atraviesan todo el museo. La arquitectura convierte a la historia judeoalemana en una experiencia sensorial, formula nuevas preguntas y estimula la reflexión.
Fotografias: Luftbild und Pressefoto – Robert Grahn, Jens Ziehe, Christian Riefling, Dax Fotodesign y Michele Nastasi.